![\"\"](\"https:\/\/norbertorabinovichblog.com\/wp-content\/uploads\/2001\/04\/6983_B5_rgb-785049_large-regret-statue-300x200.jpg\")
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Publicaci\u00f3n original: Rev. Imago Agenda N\u00b0 48<\/p>\n
La incidencia del supery\u00f3 en el tratamiento anal\u00edtico, al decir de un Freud ya muy curtido por los sinsabores de su experiencia, representa el mayor obst\u00e1culo al logro de los objetivos terap\u00e9uticos. Leemos en Inhibici\u00f3n S\u00edntoma y Angustia que la culpa y la necesidad de castigo, dos de las principales consecuencias de la demanda superyoica desaf\u00edan todo movimiento hacia el \u00e9xito y por lo tanto toda curaci\u00f3n por medio del an\u00e1lisis. Freud advirti\u00f3 que algo en el analizante resiste para quedar liberado del padecimiento y se esfuerza por permanecer castigado en la celda de la neurosis como si necesitara seguir pagando indefinidamente sus culpas. Hay en esto, entendi\u00f3 Freud, una raz\u00f3n de estructura, un obst\u00e1culo interno a la relaci\u00f3n del sujeto con el cumplimiento de sus deseos. En una reflexi\u00f3n sobre este fen\u00f3meno, Freud escribi\u00f3 a su amigo Romain Rolland lo siguiente: Parecer\u00eda que lo esencial del \u00e9xito consistiera en llegar m\u00e1s lejos que el propio padre y que tratar de superar al padre fuese a\u00fan algo prohibido (\u201cUn trastorno de la memoria en Acr\u00f3polis\u201d). El \u201cpadre\u201d en cuesti\u00f3n, es el supery\u00f3.<\/p>\n