{"id":86,"date":"2017-11-30T17:03:02","date_gmt":"2017-11-30T17:03:02","guid":{"rendered":"https:\/\/norbertorabinovichblog.com\/?p=86"},"modified":"2020-10-07T22:36:41","modified_gmt":"2020-10-08T01:36:41","slug":"el-nombre-del-padre-articulacion-entre-la-letra-la-ley-y-el-goce","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/norbertorabinovichblog.com\/el-nombre-del-padre-articulacion-entre-la-letra-la-ley-y-el-goce\/","title":{"rendered":"El nombre del padre"},"content":{"rendered":"

Articulaci\u00f3n entre la letra, la ley y el goce<\/h2>

Introducci\u00f3n<\/h3>

Fue hace 15 a\u00f1os. Rele\u00eda, por en\u00e9sima vez el Seminario III de Lacan con la esperanza de arrancarle alguna pista nueva que me ayudara a despejar las incertidumbres que me generaba la problem\u00e1tica de las psicosis. Tengo un recuerdo muy preciso. Algo que sab\u00eda desde mucho tiempo antes se revelaba con esta frase:<\/p>

\u201cNuestro punto de partida, el punto al que siempre volvemos, pues siempre estaremos en el punto de partida, es que todo verdadero significante es, en tanto tal, un significante que no significa nada.\u201d<\/p><\/blockquote>

Advert\u00ed tambi\u00e9n, que habiendo pasado innumerables veces por ah\u00ed, no hab\u00eda aprehendido lo esencial. Esa afirmaci\u00f3n de Lacan, sembrada en otros mil lugares de su discurso, portaba una clave cuya dimensi\u00f3n y alcance no estaba en condiciones de medir en aqu\u00e9l momento. Se convirti\u00f3, sin embargo, en el punto de partida de un trayecto, cuyos resultados est\u00e1n condensados en este libro.<\/p>

Ya sab\u00eda que el significante no ten\u00eda sentido, pero a\u00fan as\u00ed\u2026 A partir de aquel momento me aferr\u00e9 con fuerza a ese sin\u2013sentido significante, tan invisible a los ojos y tir\u00e9 de la cuerda. Pronto comprend\u00ed que Lacan pretend\u00eda afanosamente localizar en la estructura del lenguaje un referente primordial del sin\u2013sentido, un punto de origen, de sost\u00e9n. Es as\u00ed que en ese mismo seminario, aparecieron t\u00e9rminos diferentes pero equivalentes entre s\u00ed: significante privilegiado, significante primordial, significante puro, significante en lo real, significante puro sin sentido. Con ellos Lacan trataba de introducir en el psicoan\u00e1lisis lo que la tradici\u00f3n jud\u00eda hab\u00eda gestado con yhvh, el impronunciable e incognoscible Nombre de Dios. Lo imposible de conocer es el sin\u2013sentido que el Nombre encarna.<\/p>

Asido a esa amarra me di cuenta que ella, siempre la misma pero teorizada de diferentes formas, rodeaba el contorno de la P\u00e1gina 10 P\u00e1gina 11 columna del edificio del psicoan\u00e1lisis. Tal como sucede habitualmente con los fundamentos, estaba oculta en el subsuelo.<\/p>

Ella llevaba enlazados, varios conceptos basales de la teor\u00eda freudiana, la represi\u00f3n originaria, el padre originario, e incluso el signo perceptivo de la primera experiencia de satisfacci\u00f3n. Temas anudados por Lacan a la cuerda real del sin\u2013sentido.<\/p>

Tirando a\u00fan m\u00e1s, reencontr\u00e9 la instancia de la letra, esta vez en el coraz\u00f3n de la problem\u00e1tica del Nombre del Padre. Referencias te\u00f3ricas de Lacan iban sucedi\u00e9ndose a medida que segu\u00eda la ilaci\u00f3n: la funci\u00f3n rasgo unario, del nombre propio, del Uno y con no poca sorpresa, siempre girando en torno al mismo eje, el significante Falo. Mientras tanto, al tiempo que recorr\u00eda y reconoc\u00eda el subsuelo, se dificultaba el di\u00e1logo con mis colegas de planta. Estaba cada vez m\u00e1s solo, all\u00ed abajo, en el agujero del sin\u2013sentido. Esto me condujo a constatar una y otra vez, la coherencia l\u00f3gica de mi lectura. A veces, agarrado a la cuerda cre\u00ed perder la cordura.<\/p>

Nuevas denominaciones, nuevos giros del mismo cordel: el significante amo y el padre real, \u00e9ste \u00faltimo aparecido mucho antes, reaparec\u00eda de forma m\u00e1s rigurosa, en el matema de la existencia:<\/p>

Tras un largo trecho asido del sin\u2013sentido, vi que dicha cuerda estaba hecha de goce. No lo hab\u00eda advertido antes. El sin\u2013sentido,que es uno de los nombres de lo real, es tambi\u00e9n una de las especificaciones del goce, de un goce que est\u00e1 intr\u00ednsecamente ligado a la castraci\u00f3n. Me llev\u00f3 esto a otra noci\u00f3n de Lacan, heredada de Freud, la Pulsi\u00f3n de Muerte, que tambi\u00e9n se enlaz\u00f3 a la cuerda del sin\u2013sentido y la funci\u00f3n de la ley.<\/p>

En lo hondo del edificio hall\u00e9 tambi\u00e9n algo diferente del Nombre del Padre que constitu\u00eda el punto de apoyo de la columna: el objeto \u201ca\u201d, del que el Nombre del Padre extrae la savia del goce que lo nutre.<\/p>

Al llegar al Seminario R.S.I., la cuerda de la que tiraba se convirti\u00f3 en la cuarta cuerda del Nudo Borromeo. Asido de ella, llegu\u00e9 a la superficie y recorr\u00ed los distintos ambientes de la casa.<\/p>

Hay muchas cosas enlazadas a la cuerda de la existencia de lo real que ni siquiera mencion\u00e9 en el libro. No he pretendido abarcar mucho, sino apretar lo m\u00e1s fuerte posible. Salvo alg\u00fan circuito lateral inevitable, trato s\u00f3lo un tema. Queda para el lector la tarea de integrarlo al cuerpo te\u00f3rico del edificio, del que ese tema constituye su soporte.<\/p>

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Fue hace 15 a\u00f1os. Rele\u00eda, por en\u00e9sima vez el Seminario III de Lacan con la esperanza de arrancarle alguna pista nueva que me ayudara a despejar las incertidumbres que me generaba la problem\u00e1tica de las psicosis. Tengo un recuerdo muy preciso. Algo que sab\u00eda desde mucho tiempo antes se revelaba con esta frase:<\/p>\n