Los textos que contiene este blog despliegan una lectura de la obra de Lacan que considero original, cuya columna vertebral desarrollé en mis libros. Con original simplemente quiero decir que pretende ajustarse estrictamente a la “matriz lógica” de la enseñanza que Lacan forjó desde el inicio hasta al final de su obra.
Mientras carecía de esa brújula navegué, como muchos otros, sin rumbo claro teniendo que forzar hipótesis ad-hoc a fin de rellenar lo incomprendido o lo que se me presentaba como incoherente. Mi problema durante ese período iniciático consistía en leer a Lacan con las premisas teóricas de Freud. Luego de desentrañar su teorización del Nombre del Padre pude advertir que Lacan, en su ambición de retornar a la hiancia abierta por la verdad freudiana -y ya velada por sus discípulos-, puso “patas para arriba” los fundamentos teóricos con los que Freud presentó al mundo su descubrimiento del psicoanálisis. Mi esfuerzo durante los últimos 25 años apuntó a desplegar la mencionada matriz lógica del acontecimiento -que califico como una auténtica refundación del psicoanálisis- cuyas consecuencias, particularmente en la manera de conducir la cura, son enormes.
Por ello, estimado lector, si encuentras en mis textos pequeñas novedades o variaciones temáticas acordes con las versiones más consagradas de la obra de Lacan, te advierto que aún no has comenzado a leerlos. La carta enviada por Lacan está lejos de haber llegado a destino. En cierto sentido, es preciso empezar de nuevo. Esta opción posiblemente tenga el costo de interferir la tranquilidad que aportan tus transferencias al saber.
Norberto Rabinovich
Enero 2018