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Mes: junio 2008

El Nombre de Dios y el estatuto de la verdad

Desde los inicios del recorrido del psicoanálisis Freud advirtió con inquietud que quienes se sentían más atraídos por la nueva ciencia, eran judíos. Temía que, si el psicoanálisis quedaba encerrado en un círculo marcadamente judío, no se reconociera la validez universal de sus descubrimientos y terminara sospechado de ocultismo y, despreciado por la ciencia occidental. Más allá de las vicisitudes históricas del movimiento psicoanalítico, una pregunta sigue concitando interés: ¿Es posible reconocer en la estructura lógica del discurso psicoanalítico alguna analogía que permita explicar la afinidad mencionada?

Bosquejos de una distinción lógica entre la conducta moral y el acto ético

¿Hay diferencias entre un código moral y un código de ética? ¿Qué criterios permitirían distinguir entre prácticas morales y prácticas éticas? ¿Qué puede aportar el psicoanálisis a esta problemática? El empleo de la palabra ética y la palabra moral siempre estuvo sujeto a diversos supuestos y convencionalismos relativos a la doctrina de referencia, a la época, el grupo social, etc. En filosofía, en derecho, en el discurso religioso, en el discurso político, y en otros campos, es frecuente que se empleen ambos términos de manera indistinta o distinguidas con criterios confusos y poco rigurosos.