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Mes: noviembre 2017

El nombre del padre

Fue hace 15 años. Releía, por enésima vez el Seminario III de Lacan con la esperanza de arrancarle alguna pista nueva que me ayudara a despejar las incertidumbres que me generaba la problemática de las psicosis. Tengo un recuerdo muy preciso. Algo que sabía desde mucho tiempo antes se revelaba con esta frase:

El pecado original del psicoanálisis

La forma de decir de Norberto Rabinovich destraba las resistencias de los propios psicoanalistas. Porque nos encontramos con la dificultad de la revisión de un saber y sus efectos en la práctica. EL PECADO ORIGINAL DEL PSICOANÁLISIS posee pasajes básicos,emblemáticos, sustanciales, y un planteo que desata en el lector cierta discontinuidad en el hábito de leer una frase siempre igual.

Lágrimas de lo real

No llaman la atención las lágrimas en la cara de quien ha perdido un ser amado por muerte o abandono. Es comprensible el llanto impotente de quien es objeto de una violencia arbitraria o sufre una gran desilusión. Un intenso dolor de muelas también puede hacer llorar. Nada nos interroga cuando las lágrimas brotan a causa de una experiencia de sufrimiento evidente.

El inconsciente lacaniano

El inconsciente es un concepto que elaboró Freud para dar cuenta de su descubrimiento, a partir del cual nació una nueva disciplina, el psicoanálisis. Con el paso de los años y con la impronta dejada por sus continuadores, el psicoanálisis fue adquiriendo una dirección que cada vez la iba alejando más de su núcleo original y de su esencia. Cuando Lacan apareció en el mundo del psicoanálisis, su apuesta fuerte consistió en devolverle al descubrimiento freudiano “el filo tajante” de su verdad, ya olvidada, ignorada o reprimida en el interior del movimiento psicoanalítico que sin embargo permanecía reclamándose fiel a los preceptos del fundador.