- Publicación original: Revista Imago Agenda Nº 136 | CABA
De todas las historias de Lacan que he conocido, hay una, ampliamente difundida, que ha concitado mi mayor curiosidad: que hubiera abandonado el dictado del Seminario de Los Nombres del Padre del año 1963-4, después de su primera clase. Más extraño aún es que reafirmara año tras año y hasta el fin de su vida, la decisión de no volver a abrir el tema. No puedo imaginar, por ejemplo que Lévi-Strauss anunciara silenciar la comunicación de un hallazgo en su disciplina porque las autoridades de la Universidad se lo exigieran o porque su auditorio no estaba preparado para ello, o cosas por el estilo.
¿Cómo entender que haya clausurado un capítulo de su enseñanza que él mismo consideraba nodal? ¿Cuál era el peligro? Cada vez que tocaba algún tema vinculado a lo que decidió callar, hacía público su desconsuelo por no haber podido dar el seminario en cuestión. ¿Por qué? ¿Qué tenía para decir?